ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 25 DE AGOSTO DEL 2019
Por: Gerardo Cailloma
EL RINCÓN DE SCHULTZ
En 1994, gracias a una beca otorgada por la organización AFS Dinamarca, estuve trabajando en un colegio durante una breve temporada en una pequeña isla al sur de Suecia llamada Bornholm. Visitando el lugar con mis amigos, me enseñaron un pequeño bosque que era lo único original que quedaba de una otrora zona boscosa que fue paulatinamente arrasado desde el medioevo. Ese bosque es en la actualidad una zona intangible.
Foto: Punto y coma coahulia
Los avances de la civilización europea arrasaron con bosques y otras áreas, sea para ganar espacios agrícolas, expansión de ciudades, la explotación minera indiscriminada o por las terribles guerras mundiales que destruyeron muchos en diversos países del viejo continente; todo esto ha hecho que los europeos sean bastantes sensibles con este tema.
Los incendios de sus bosques en los cada vez más cálidos veranos en países tan distantes como Rusia, Portugal o España son un gran motivo de preocupación. Sus bosques tienen otros enemigos: traficantes de tierras y piromaniáticos. Los dantescos incendios recientes de Gran Canaria en España y la Siberia en Rusia tienen aparente origen provocado por manos criminales; estos fuegos se expanden gracias a las sequías y las altas temperaturas de cada verano.
Foto: La Vanguardia
Esto afecta también a EE.UU. y Canadá. Sus leyes tienden a ser cada vez más drásticas ante estos hechos, pues muchos incendios no solo destruyen áreas naturales, sino propiedades públicas y privadas, e incluso causan daños y perjuicios a muchos ciudadanos. Los más extremos son las pérdidas de vidas humanas, como el terrible caso en Pedragão en el que una lengua de fuego calcinó varios autos con sus ocupantes en cuestión de minutos. Criminales puros.
Perú y toda Latinoamérica han sido muchas veces pasto de llamas no solo por los foráneos, sino por sus mismos habitantes. Muchas áreas naturales han sido arrasadas no solo por la ignorancia de pequeños agricultores, sino por mucha gente inescrupulosa, sean mineros legales e ilegales, ganaderos, agricultores, traficantes de terrenos, entre otras personas a las cuales la preocupación por lo social los tiene sin cuidado. Tratan al patrimonio natural como al cultural de la misma manera: una zona protegida es un gran estorbo para sus apetitos económicos, como lo puede ser un área arqueológica intangible.
Foto: Rumbos del Perú
En una oportunidad oí un comentario que Chan Chan era terreno desperdiciado y que era más rentable demolerlo para hacer un mall (ahora en decadencia, ver caso Walmart) o lotizar el terreno para viviendas. Pero no nos asombremos de lo sucedido, pues basta ver que mucha gente simpatiza con estas ideas e, incluso, niegan que estos hechos causen algún daño social o ecológico. La ignorancia es atrevida y avanza inexorable. Por eso, no se entendería que muchos hayan puesto en el Congreso a lobistas contrarios a propuestas socioecológicas, o que grandes países del orbe, como USA y Brasil, hayan colocado en sus respectivas casas de gobiernos hombres hechos a la exacta medida.
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